Estrategias psicológicas para saber decir que no

Decirlo es más fácil que los hechos, pero algunas ocasiones cuando decimos que sí, pero en realidad queríamos decir que no, puede complicarnos la vida. Para eso utiliza estas estrategias que te dejamos aquí

Todos somos capaces de decir la palabra no, pero ¿Cuántas veces se te quedo en la garganta sin poder salir? Debes aprender a decir que no, más que nada por un acto de reconocimiento y respeto hacia nosotros mismos, al igual, para que nos haga ganar autoestima y que nadie nos pueda pasar por encima.

Al hacerlos nos vamos dando cuenta poco a poco que nuestros temores no se cumplen y que en general la gente ni se enoja con nosotros o ni nos rechaza

Puede pasar que algunas amistades se van perdiendo, pero las que se quedan son las más veraces y satisfactorias.

también, esa seguridad ganada en uno mismo va a contribuir mucho en que las relaciones seas más tranquilas. No se va a gastar energía acumulando bronca y resentimiento, ni tampoco memoria haciendo el esfuerzo de recordar las excusas que se dieron ni las historias que se han contado.

paradójicamente, la gente nos termina valorando y teniendo mucho más en cuenta, al igual, que admiran nuestra personalidad.

Pierde el miedo a las criticas

Las personas a las que le cuesta más decir que no, esas son las que se caracterizan por ser más sensibles al qué dirán los demás, en especial aquellas que se usan para manipular con sentimientos de culpabilidad.

Ante una crítica pueden hacerse básicamente tres cosas:

Hay que admitir que la afirmación es cierta.  Cuando un amigo viene y nos reprocha que no lo hemos invitado a nuestro cumpleaños, podemos responderle: “Es verdad, no te invite”

Hay que reconocer que puede ser cierta. Si cuando llegas a tu casa tu pareja te espera y te dice: “Si no pasaras tanto tiempo queriendo intentar caerle bien a tu jefe, no estaría de mal humor”, puedes contestarle: “Puede que tengas razón, si no trabajara mucho, no estaría de mal humor”

Hay que expresar que la afirmación es lógica. Tu madre te insiste para que te cases con tu pareja, a lo que se puede responder: “Tienes razón mama, cuando comprendamos que nos conviene, nos vamos a casar”

Al reaccionar así no olvidamos que cada persona puede tener algo de verdad y que las criticas tienen escondida algo de razón. Pero la actitud se ve cuando una persona se permite juzgar por sí mismo.

El que tiene en mente que los errores son malos y que cometer uno se le hace “culpable”, ese se ve impelido a pedir perdón y busca una manera de compensar la falta, o bien se pone en una actitud defensiva donde busca acusar a los demás.

En vez de eso, es mejor aceptar el error como lo que es, un error. Y así disponer de más energía para aplicar que de los errores se aprende.

Qué pasa cuando dices que no

Cuando una persona insegura recibe un “no” por algo que propuso, eso tiende a encajarlo como un rechazo a su propia persona.

Pero aquella persona que es capaz de decir que “no” cuando siente que debe hacerlo, también tiene que escuchar y asumir las negativas de las demás personas sin sentirse mal

Para ello, es importante diferenciar claramente entre lo que hacemos y aquello que somos. ¿Qué nos está diciendo el otro?

No le gusto algo de lo que hemos expresado o hecho; pero no afirma que no seamos válidos como personas ni nos está rechazando globalmente.

Y si es así, una cosa es lo que alguien pueda pensar de nosotros y la otra muy distinta es lo que somos.

Con su “no” sincero nos da a posibilidad de conocerlo mejor.

Estrategia para poder decir que no

Tan importante es que intentemos no llegar a herir a la otra persona como expresar claramente las propias necesidades.

Indagar en uno mismo

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Es fundamental que nos preguntemos el por qué nos cuesta tanto decir que “no”.

¿Qué es lo que miedo me da al dar una negativa?

¿A qué personas o situaciones me resulta más difícil decir qué “no”?

Si alguien se siente completamente infeliz cuando el dicen que “no”, es fácil esperar que en los demás se dé la misma reacción.

Ganar tiempo

Es útil el tomarnos un tiempo antes de contestar, así piensas tu propio parecer.

Descubrir nuestros deseos

Conviene preguntarse por lo que uno realmente desea, más allá de lo que quieran los demás.

Es necesario preguntarse a uno mismo lo que realmente desea, al margen de lo que quieran los demás. En ocasiones la persona va a decidir adaptarse y en otras va a negarse.

Cómo expresar un rechazo sin herir

Es muy importante cuidar la forma en que nos expresamos hacia los demás ya que se debe de reconocer las necesidades y los sentimientos de esa persona, explicar la razón por que se le rechaza, no culpar ni manipular, asegurar si la otra persona entendió y ofrecer alternativas.

Mantenerse firme en la negativa sin perder el respeto

Cuando expresaste una decisión de sebe de mantener, o llegar a una renegociación, por ejemplo, ante un vendedor no tenemos que darle explicaciones porque no queremos comprar su producto, ni mentirle diciendo que ya lo tenemos, solo basta con decir que comprendemos sus razones pero que no nos interesa su oferta.

La clave está en mantenerse firmes y superar la creencia de que todo lo que se diga debe de ser consecuencia de lo que haya dicho el otro.

también debemos de recordar que no tenemos que responder una pregunta que no queremos responder.

Hacer lo que no apetece también es una opción

Se encuentran libros de autoayuda para aprender a decir que “no” ni poner límites a los demás. Siguiendo este término, insisten en la necesidad de reconocer lo que uno quiere hacer y actuar siguiendo este criterio más que tratando de adaptarse a las necesidades o apetencias externar. Ir más allá, es una postura de egoísmo.

Es cierto que desoír propios deseos va a generar un malestar, pero no olvidemos, que hay ocasiones donde decidimos hacer algo que no nos apetece porque somos mandados por alguien superior.

Cuidar a una madre con Alzheimer puede no llenarnos de gozo, pero consideramos que es nuestro deber ya que compartiremos sus últimos pasos en este mundo. En una situación así no se trata de obviar aquello que no sentimos, sino de tenerlo como un elemento más en el proceso de valorar y de toma de decisiones.

No es nada fácil aprender a decir que “no”, superar la inseguridad, defender ideas que creemos, tener valor para poner límites a cuánto puede sobrepasarnos o a aquellos que intentas pasarnos por encima ponerle un freno. Pero todo proceso de superación esconce la fascinación por lo que nos hace más humanos, la capacidad que tenemos de crecer, todo esfuerzo vale la pena.

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