La inseguridad es un sentimiento el cual es muy común en las personas, y tarde o temprano aparecerá en algún momento.
Acá vamos a enseñarte todo lo que necesites saber sobre los altibajos más comunes de la vida.
Aquí te dejaremos todo lo que desees cuidar de tu salud mental, consejos sencillos, técnicas potentes para impulsar nuestra resiliencia. Dejando de lado todo lo que ocurra en nuestro alrededor.
La mayor parte de nuestras inseguridades vienen de la mano con el fracaso. Todos queremos ser suficientes, pero fracasar en algo es doloroso y te hace sentir insuficiente.
Debemos cambiar la relación que tenemos con el fracaso, al igual, que como reaccionamos al fracaso de los demás. Ya basta con decir en algún tuit algo equivocado, que se avalancha todos a criticarte y a prejuiciarte. Las redes sociales son un reflejo de quienes somos en la sociedad, esto me dice la vergüenza que se asocia a cualquier forma de fracaso. Las personas que son autocriticas, son las que más critican. Si creemos que responder con humillación y vergüenza ante los errores y carencias, ¿Cómo vamos a asumir riesgos y a equivocarnos?
La forma que tienen las personas de responder a tus fracasos no es una evaluación de tu personalidad ni de valía como persona, sino nos está indicando que esa persona mantiene el fracaso. Es difícil aceptar el fracaso en entornos donde se atacan mutuamente por los errores cometidos. Sin pensar que piensen los demás del fracaso, si nosotros queremos cambiar la relación con este, debemos empezar cambiando nosotros mismos. El fracaso duele, nos rendimos cuando algo va mal y buscamos la opción más fácil, y segura.
Si lo repetimos muchas veces se convertirá en una zona de confort, donde estaremos atrapados y sin energía. ¿Cómo se puede aceptar el fracaso como parte del crecimiento y aprendizaje? Entender intelectualmente es una cosa, pero sentirlo y creerlo es otra distinta. Es creerlo, intentar convencernos de que no pasa nada si fracasamos porque siempre va a ver críticas y no todos nos ayudaran cuando caigamos. Debemos de ayudarnos por nosotros mismos.
Darnos cuenta de que no necesitamos de apoyo para recuperarnos de un fracaso es un muy buen arranque. Siempre es bueno tener a alguien con quien confiar, pero no siempre habrá alguien. Por eso es muy importante que sanemos nuestras heridas nosotros mismos, levantarnos de un fracaso si queremos que nuestra resiliencia no dependa de otros.